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Hablemos de estrés en el trabajo

Como primera medida es necesario dejar de pensar en el estrés como un proceso negativo. Este es un proceso perceptual y cognitivo con la intención de activar al organismo ante las demandas de las situaciones. Sin embargo, su componente negativo dependerá de la modificación que haga a nuestro ambiente y la percepción que tengamos de nuestros propios recursos.

Como segunda medida, el estrés percibido con alto impacto que de forma aguda o crónica media entre las demandas de la situación y capacidades de las personas para enfrentarse a esas demandas, realmente puede producir secuelas físicas o psicológicas a corto o largo plazo.




Concebiremos por lo tanto al estrés como respuesta al estímulo, en el cual la percepción que tengamos sobre nuestros recursos y las condiciones que nos brinda el ambiente puede llegar a repercutir en nosotros de forma negativa.

Hablaremos de distrés, cuando la estimulación es dañina, amenazante o ambigua en el sentido que el organismo se ha quedado sin la capacidad para responder a aquella amenaza. Generando un estado de aflicción en el cual una persona es incapaz de adaptarse completamente a esta demanda incrementada.


¿Tenemos estrés o distrés en el trabajo?


En el trabajo existirán ciertos elementos que deberemos tomar en cuenta, calidad y cantidad horaria en los turnos o jornadas, sobrecarga, exposición a riesgos, conocimientos y habilidades, variedad de tareas, identificación con la tarea y complejidad del trabajo. Condiciones que nos permitirán observar de forma personal nuestra condición laboral.

Lazarus y Folkman (1984) plantean que un acontecimiento o situación estresante puede impactar sobre un sujeto susceptible, en el cuál las condiciones ambientales pueden ser negativas para algunas personas y para otras no tanto. Esta percepción de amenaza o desborde de los recursos internos pone en peligro el bienestar psicosocial.


Así que, lo anterior nos obliga a pensar sobre nuestra condición laboral, ¿es mi ambiente laboral adecuado?, ¿son mis conocimientos o habilidades adecuadas? y ¿se me ofrecen las condiciones adecuadas?


Lamentablemente las condiciones ambientales serán las más difíciles de controlar desde nuestro propio alcance, pero sí son controlables los recursos que puedo encontrar para la gestión adecuada de mi propio estrés.


Recomendaciones generales:

1. Dedique tiempo a actividades que disfrute, el “cansancio” no es un excusa.

2. Aprenda a conocerse, identifique sus limitaciones y fortalezas.

3. Entienda que el distrés es proporcional al poco autoconocimiento y a la poca autovaloración.

4. Busque espacios de recreación y luche por mantenerlos y cuidarlos.

5. Obtenga suficiente descanso. Dormir no es un lujo.

6. Sepa cuándo detenerse y descansar. Tal vez sea necesario identificar las habilidades para solicitar de forma adecuada el descanso a sus superiores.

7. Desarrolle la capacidad de buscar soluciones y salidas de manera flexible.

8. Mantenga rutinas diarias para usted y su familia.

9. Identifique sus propias metas y planes.

10. Consuma alimentos saludables y haga ejercicio.

11. Busque integrarse o conocer actividades familiares o de su comunidad.



No existen formulas simples o éxitos inmediatos, no dude en consultar a su médico o psicólogo en el caso de requerir apoyo.


Referencias:

Lazarus, R. S., y Folkman, S. (1984 / 1986). Stress, appraisal and coping / Estrés y procesos cognitivos. Nueva York / Barcelona: Springer / Martínez Roca.

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